jueves, 15 de septiembre de 2011

Evaluación Funcional

Introducción
Evaluar la salud en el paciente anciano, resulta complejo, pues es medir la resultante de diversa variables de carácter biológico, psicológico y social, establecidas en edades mas tempranas y en las que han interactuado la información genética adquirida de sus progenitores, los errores acumulados en la vida, las enfermedades que ha impuesto el azar y el estilo de vida desarrollado en la adultez, en relación con los hábitos de vida nocivos. Por tanto en una gran proporción la salud del anciano queda establecida en edades previas a los 60 años.

Al arribar a la tercera edad, los individuos, en correspondencia con su pasado pueden exhibir una serie de deficiencias e incapacidades, que pueden limitar su desempeño. Los adultos mayores que sufren tres enfermedades crónicas o más, observan que su bienestar depende menos de los tratamientos que de las condiciones de vida. Tanto para los propios ancianos como para su familia, el diagnóstico clínico tradicional, si no se complementa con la inclusión de parámetros que evalúen el nivel de impacto en la capacidad, para desempeñarse por si mismos ante los problemas de salud que los afectan. Es por eso que la salud del anciano debe medirse en correspondencia con su funcionabilidad.

La evaluación funcional, provee los datos objetivos que pueden indicar la futura declinación o mejoría en el estado de salud y permite al médico o enfermera intervenir de forma apropiada.

La funcionabilidad se define por medio de tres componentes:
o Las Actividades Básicas de la Vida Diaria (ABVD).
o Las Actividades Instrumentales de la Vida Diaria (AIVD).
o Marcha y equilibrio.

El equipo Básico de Salud, debe evaluar, como mínimo, una vez al año a sus ancianos, teniendo en cuenta sus aspectos biomédicos, psicológicos y sociales, muchos de los trastornos en estas esferas se manifiestan muy temprano a través de pérdida de funciones, expresadas en limitaciones para realizar sus actividades cotidianas, el conocimiento de estas limitaciones de manera precoz permite el establecimiento de un plan de acción eficaz que modifique los problemas identificados.
Objetivos1. Evaluar el nivel funcional de los ancianos pertenecientes a las familias estudiadas
2. Identificar los factores de riesgo presentes en los ancianos objeto de estudio.
3. Proponer acciones para formar grupos de ayuda y autoayuda mutua.
DesarrolloLa atención a los mayores, promoviendo el mantenimiento de la funcionalidad y la rehabilitación que disminuya las consecuencias de la pérdida de ésta, son elementos clave en la mayoría de las políticas sanitarias gubernamentales. Se promulgan nuevas estrategias y servicios (equipos de respuesta rápida, hospitalización a domicilio, etc.).

Aproximadamente, el 90% de los problemas que presenta la población mayor de 65 años se aborda y maneja sin traspasar el medio comunitario, específicamente en la atención primaria.

En conjunto, es difícil adecuar un correcto abordaje a la población anciana sin tener en cuenta dos consideraciones fundamentales de enfoque:
Individualización y adecuación de la asistencia en cada caso.



Cuando hablamos de población anciana, integramos diversos colectivos de personas que se agrupan en torno a características funcionales sanitarias y socioeconómicas. Nuestra actuación asistencial debe adecuarse a cada uno de estos grupos y a cada individuo en particular.

A continuación se presentan algunas de las familias que han sido evaluadas en un área de salud del municipio Cerro, con el fin de determinar el nivel funcional de los ancianos que en estos núcleos conviven, también se identificaron factores de riesgo de estos ancianos y se proponen grupos de ayuda y autoayuda mutua

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